domingo, 24 de marzo de 2013

Manos Pluma


Una, la izquierda, que es madre y transpira merthiolate con leche de tanto curar rodilla y a la otra mano, percusionista ella de puertas mudas, las dos confabulan de pronto un unísono de  nudillos y hacen pedazos el espejo liberando detrás de él una ventana. Las mejillas liberadas de vidrios rotos como sueños corren hacia las seis caricias, dan siete pasos muy largos, mientras un mago encorvado de mil dedos suspira en los oídos el idioma de los caminos que solo las ventanas entienden.

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