Eran dos
hermanas. Una escribía poemas a los dioses la otra los retrataba. Una estaba
loca, todos lo decían, y de los que solo escuchan al viento, esta en un cumpleaños
trece se escapo de casa durmió en una calle lejana recitando a las estrellas,
amasó medialunas con rimas celestiales, soñó que bailaba, bailó y detuvo al
viento de a ratos para abrazar a los humanos que amaban sus palabras voladoras
tanto como los dioses. La otra hermana era tonta todos lo decían, de vez en
cuando algunas líneas se asomaban del lado de adentro de la puerta del armario interrumpida
por las piedritas que se arrojan a los tontos, a quien se le ocurre que seres
de otro mundo posan para retratos. No se sabe quien un día cerro esa puerta…
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