Se volaron
todos desconsoladamente antes del canto de los gallos espantados por el
fantasma gritón que se convirtió en chimenea aun reinando la luna. Por un
momento más corto que un suspiro creí ver uno agazapado en la almohada pero
rápidamente fue secuestrado por los otros quienes arrastraron al transgresor
advirtiéndole con severidad que los mundos no se mezclan cuando hay ojos
abiertos.
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