domingo, 2 de febrero de 2014

Otro misterio de tarde

Ángeles  caídos  tropiezan en la lluvia. Algo se me perdió que no recuerdo y decido por el momento,  que sea un viento más respetable que el suspiro de ventilador.  Pero en las calles de nadie, los caídos celosos de recibir tan poca atención se lo tragan, el aire se detiene y por un momento también el tiempo hasta un abrir de parpados eterno que ve ahí enfrente irrumpir una calle con nombre…

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