Ángeles caídos tropiezan en la lluvia. Algo se me perdió que
no recuerdo y decido por el momento, que
sea un viento más respetable que el suspiro de ventilador. Pero en las calles de nadie, los caídos
celosos de recibir tan poca atención se lo tragan, el aire se detiene y por un
momento también el tiempo hasta un abrir de parpados eterno que ve ahí
enfrente irrumpir una calle con nombre…
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