Que gritan
los zapos, un misterio indescifrable nunca pude aprender el idioma. Y hasta que
los gritos de mis pies se volvieron desaforados no lo vi, un enorme sembradío de
muletas y pasos distraídos que se creen rotos aunque pueden correr a la
perfección. Corré! y corro porque esos brotes pican más que las hormigas
coloradas. Un poco más allá una voz de viento informativo indica que por esos
rumbos se necesitan canciones por lo menos una, es un requisito para que bailen
por ahí los pies cansados, que ya van paseando una melodía.
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