martes, 22 de julio de 2014

Once y veinte

Toda pasos sin zapatos y no soy palabras cansadas de ecos de rincón. Queda un caramelo de menta salvavidas de mis dedos precalentando para el olímpico tejido de alas nuevas, y, cuando las letras me dan la espalda, un olor a lavanda salta por la ventana con urgencia ecológica a pedirle a Doña Juana que mate hormigas con alguna zapatilla y  un perfume de intercambio pasto verde noche con luna y una par de estrellas caben hasta en la claraboya a esta hora…

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