Violines de Bach refrescan el suelo hirviente, así son
ellos, y como siempre empiezan a flotar en medio de la humareda. Sueños
probablemente adornados con el tiempo y la memoria que los desearía recuerdos
de ya no se sabe quién, quizás alguien que fui, y por respeto a la propiedad
ajena se vuelven intocables flotando hasta el cansancio del último acorde…
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