Llorar en el
desierto no tiene gracia, hasta las lágrimas se secan y los escorpiones tienen
mejores cosas que hacer que preguntarte
¿Cómo estás? Y aunque no puedas enfrentar tus ojos te decís que estar
triste es una pérdida de tiempo, dejas atrás las lágrimas de arena con la
esperanza de que algún oasis esté cerca aunque sea producto de algún delirio de caminar excesivo y apoderarte de él lo suficiente como
para decir…mi reino por un helado de chocolate…
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