El sur es el
norte y el norte es el sur, le susurra un transeúnte a la reina Luna que con un dedo tamaño botón me apunta que mi cuento
está al revés, en todo su reino, dice, no existe un señor oso que llore
nostalgias en el hombro del osito que
fue princesa antes del desafortunado pisotón del cayo de la bruja. Desde otra
dirección incierta otra voz chiquita informa al oído real su identidad secreta
de mejor arquero de los bosques pero que por las dudas le siga diciendo
Juancito para despistar a los malos. Le
doy tres miradas y una canción que vuele para donde quiera a este mundo de
cuentos que se cuentan solos, un chocolate y nuevos pasos a mis zapatos de
caminos largos
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