Gira
sin parar la rueda que no despeina a la reina a caballo, ni le espanta las nubes
blanco conejito, ni apaga el sueño estelar del trabajador de madrugada. Hasta
con vértigo de a ratos se puede corresponder a la sonrisa de marfil más hermosa
donde alguien dijo una vez que se escondió hace tiempo la muñeca fea dieciocho
huyendo de unos ojos navideños sin fantasma. En algún lado el amor tiene un
nido. Gira sin parar la rueda…
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